Justicia Restaurativa y Violencia de Género: Reflexiones de la Dra. Diana Márquez

Justicia Restaurativa y Violencia de Género: Reflexiones de la Dra. Diana Márquez

Autora: Dra. Diana Márquez
Presidenta  Sociedad Argentina de Justicia Restaurativa (SAJuR}

Introducción

La violencia de género es una problemática compleja y multidimensional que exige que el sistema de justicia ofrezca respuestas efectivas y, sobre todo, transformadoras. A lo largo de mi experiencia, he visto cómo la Justicia Restaurativa puede complementar el abordaje de los delitos de violencia de género, siempre que se apliquen con sumo cuidado y garantizando los derechos y la seguridad de las víctimas. Considero que, cuando se implementa adecuadamente, la Justicia Restaurativa puede ser una herramienta poderosa para lograr una verdadera reparación, no sólo para las víctimas, sino también para la sociedad en su conjunto. Ahora bien, la implementación de este enfoque no está exenta de desafíos, y creo que es crucial abordarlos con una visión crítica y ética. 

Es necesario a su vez distinguir entre Mediación y enfoque o prácticas restaurativas para llegar a un abordaje acorde a esta problemática grave que recorre a nuestra sociedad, sin olvidar que las víctimas de violencia de género, es su gran mayoría mujeres, no son incapaces, pueden y deben tener el derecho de afrontar su problemática con más opciones de las que brinda nuestro acotadísimo menú de castigos penales. 

El desafío del poder y la seguridad en los procesos restaurativos

Uno de los mayores retos que observo en la Justicia Restaurativa, con sus prácticas y enfoques especialmente en casos de violencia de género, es la asimetría de poder inherente a este tipo de delitos. Las relaciones abusivas, como sabemos, están marcadas por un desequilibrio estructural de poder, donde la persona agresora ejerce control y dominio sobre las víctimas. Este desequilibrio plantea serios interrogantes sobre la viabilidad de un proceso restaurativo si solo lo basamos en el diálogo voluntario entre ambas partes. Las prácticas y enfoques restaurativos pueden llevarnos a búsquedas y formas de reparación de lazos individuales y sociales más ajustados a las necesidades e intereses de las víctimas, siempre y cuando se las escuche con la reparación como uno de los objetivos indispensables para reconstruir el entramado roto por la violencia ejercida.  Este desafío y cuidado hacia las víctimas se debe trabajar con profesionales preparados en la temática, no solo de género sino en Justicia Restaurativa. 

Justicia Restaurativa y reparación integral en casos de violencia de género

En mi opinión, el enfoque tradicional del sistema de justicia penal, que se centra principalmente en la sanción retributiva, deja de lado la necesidad de una reparación integral para las víctimas. La Justicia Restaurativa, como la concibo, ofrece un enfoque mucho más amplio que no se limita a la condena, ni a una transacción dineraria, sino que busca reparar el daño a nivel emocional, trascendental, relacional y social. En este sentido, uno de los retos más complejos es evitar que el proceso restaurativo se perciba como una vía hacia la impunidad.

La Justicia Restaurativa no implica en ningún caso minimizar la gravedad de los delitos ni evitar que las personas ofensoras asuman sus responsabilidades. La impunidad no tiene lugar en la Justicia Restaurativa; al contrario, lo que se busca es una forma de responsabilización que sea profunda y transformadora, donde la reparación del daño no dependa exclusivamente del castigo punitivo, sino del compromiso activo de todas las partes involucradas en función de no reiterar las conductas violentas y que conlleve a la inserción e integración necesaria en la comunidad de la persona ofensora. 

La aplicación de la Justicia Restaurativa en estos casos requiere un enfoque riguroso y cuidadoso que siempre priorice los derechos y la seguridad de las víctimas, evitando cualquier percepción de que se está ignorando la justicia en favor de la persona ofensora.

La importancia del consentimiento informado y el empoderamiento de la víctima

La Justicia Restaurativa se basa en la voluntariedad. En casos de violencia de género, este principio adquiere una relevancia crucial. Para mí, es esencial que las víctimas participen desde una posición de fortaleza, con pleno conocimiento de los riesgos y características del proceso restaurativo, y que su consentimiento esté completamente libre de presiones. En mi experiencia, cuando las víctimas cuentan con toda la información, el cuidado y el apoyo necesario, pueden beneficiarse enormemente del proceso restaurativo.

Creo firmemente que quienes facilitan estos procesos deben tener una formación especializada en Justicia Restaurativa. Solo así pueden identificar las dinámicas de poder que podrían poner en riesgo la integridad de la víctima. Sé que muchas víctimas no buscan un encuentro directo con la persona ofensora, pero pueden encontrar sanación a través de medios indirectos, como cartas o mensajes. En mi opinión, este tipo de acercamiento puede ser altamente reparador sin exponer a la víctima a situaciones que repitan las dinámicas de violencia.

El rol de la comunidad en la reparación de los vínculos sociales

Uno de los aspectos más importantes de la Justicia Restaurativa es el papel que juega la comunidad en la reparación de los vínculos rotos por la violencia de género. La violencia de género no solo afecta directamente a la víctima, sino que también tiene un impacto profundo en toda la comunidad. Desde mi perspectiva, es esencial que la comunidad se involucre en los procesos de reparación, ya que la violencia de género es un problema estructural que requiere una respuesta colectiva.

Es fundamental destacar que la intervención restaurativa, en mi opinión, debe ir acompañada de una red de apoyo sólida, compuesta por profesionales de la salud mental, abogadas/os especializados en Justicia Restaurativa y personas facilitadoras capacitadas. Solo así la víctima puede participar voluntariamente, desde una posición de empoderamiento y no de vulnerabilidad. Consciente de sus necesidades reales y lejos de los prejuicios nocivos de ser la víctima ideal, que solo pide castigo.  Considero que la prioridad en estos casos debe ser siempre respetar los tiempos y las decisiones de la víctima.

En mi trabajo como Coordinadora de la agrupación Víctimas por la Paz (perteneciente a la Asociación Pensamiento Penal) y los proyectos que hemos desarrollado junto a la Cooperativa Liberté sobre esta temática,  marcamos la importancia de garantizar siempre la seguridad emocional y física de las víctimas, desde la primera intervención. Una de las experiencias que me han marcado profundamente es el trabajo que realizamos a través del Fondo de Ayuda a Víctimas (FAV). En refugios como el Refugio Uguet Mondaca y el Hogar Manos Unidas Emanuel, de víctimas de violencia de género, hemos aplicado enfoques restaurativos innovadores que no solo ofrecen una reparación material —a través de la mejora de infraestructuras o apoyo para emprendimientos productivos—, sino que también fomentan un encuentro simbólico entre las personas privadas de libertad y las víctimas que se benefician de la reparación, víctimas, ofensores subrogados y la comunidad. Encuentros cargados de reconocimientos de unos y de otros y de un abrazo comunitario con cuidado y amorosidad. Para mí, este tipo de iniciativas permite ir más allá de la simple lógica del castigo, promoviendo una responsabilización colectiva y una participación activa en la reconstrucción del tejido social. Generando una Cultura Restaurativa basada en la colaboración y la bondad si se me permite el término. 

Conclusión: Un enfoque restaurativo como complemento a la justicia penal en los casos de violencia de género

La Justicia Restaurativa debe complementar el abordaje de los delitos de violencia de género, con los debidos cuidados y garantías para las víctimas, no hay legislación ni convención que lo prohiba. Debe ser un enfoque adecuado caso por caso, persona por persona y en los contextos correctos puede ofrecer  una reparación realmente integral con la comunidad activa cuidando y dando soporte para cambiar y transformar verdaderamente las lógicas de violencia que nos atraviesan. 

La cultura restaurativa, la lógica de la bondad y del cuidado es una construcción donde cada una y cada uno de nosotros puede estar comprometido.

Quienes somos

Somos un equipo comprometido con la justicia restaurativa, trabajando para fomentar la empatía, la reconciliación y la reparación en nuestra comunidad a través de programas innovadores.